El Discurso de Mort

Mi nombre es Mort, o al menos ese es mi nombre mortal allá donde habito, en el mundo de Ur. Me presento antes sus señorías en este maltrecho estado, pero en plenas facultades mentales. Provengo del orgulloso y maldito linaje de los elfos, Eldar, en nuestra lengua. Somos una raza trans-planar y antigua como el universo. Desconozco si somos malignos conquistadores o amigables colonos. Polaris, la ciudad de los elfos en Ur, hace tiempo cayó en desgracia, destruyendo nuestro portal transdimensional. Somos ya generaciones que hemos crecido aislados. Y de entre los parias, soy yo el más paria. Habiendo sido desterrado de mi hogar por buscar el conocimiento del universo, vagué por el mundo de Ur, ampliando mis conocimientos y afrontando innumerables peligros. A pesar de que haber nacido con un signo adverso, y marcado por la mala fortuna, he realizado poderosos pactos con entidades poderosísimas que han deformado mi cuerpo. Un cuerpo que ahora considero apenas una carcasa terrible que alberga mi alma. En unos de mis viajes tuve la suerte de poder rescatar a unos de sus ciudadanos, que habías apresado por Bo el magnífico en el palacio pentadimensional. Rescatarlo fue una obra de bondad y justicia por la que pagué un alto precio. Fui sometido a brutales mutaciones y perdí mi brazo. Es por eso que, al oír de las maravillas de este lugar, solicitamos a su rescatado ciudadano que tuviera a bien traernos hasta este maravilloso lugar. No tenemos intención de causar problema ninguna, y de hecho nuestro deseo es volver a nuestro mundo cuando antes. Pero antes, querríamos solicitar su ayuda. Mi maltrecho cuerpo poco puede aguantar ya los turbulentos vientos del flogisto y necesito de sus innumerables conocimientos. Deseo que ayudéis a restaurar esta horrible carcasa, o incluso a ayudar a mi consciencia obtener una nueva. Es poco lo que puedo ofrecer a cambia a tan excelsas señorías, pero quedaré en deuda y a su servicio si pudieran ayudarme en este trance. A su servicio quedo, Mort, de Ur.